Lili Bolívar de Flores-Rivas
Nació en la ciudad de México. Estudió en su infancia en la ciudad de Hermosillo, en el Colegio Lux, una escuela solamente para niñas, de filiación católica, administrada por monjas , donde el enfoque académico era cerrado y conservador.
Posteriormente, terminó la Primaria y la Secundaria en el Liceo Franco Mexicano en la capital de la República. Ahí conoció el mundo visto con ojos de hombres y de mujeres. Se adentró en la cultura francesa y muchos de sus compañeros y compañeras pertenecían a la comunidad diplomática y de emigrantes de todas partes del mundo. Era la época de un México, incluyendo la capital, aferrado a su profunda mexicanidad.
A finales de los 60s ingresó a la Universidad Iberoamericana a estudiar la carrera de Antropología. La Ibero, una universidad jesuita, en la cual existía una gran preocupación por sembrar en el gobierno, en la industria y en la sociedad en general hombres y mujeres con valores humanos universales que conformaran un México de paz y tranquilidad.
El primer empleo de Lili Bolívar fue en el marco de un grupo interdisciplinario encabezado por la abogada Guadalupe Rivera Marín, una mujer recia, economista, encargada, en aquellos años, del desarrollo de las zonas rurales del Distrito Federal. El grupo estaba conformado por puros jóvenes universitarios, Marilolis Sánchez Mota, Dana Aerenlund, Manuel Iturriaga, Alfredo Peñuelas, Mariano Flores Castro, y Lili Bolívar.
Al terminar la licenciatura, Lili comenzó a trabajar en la Agencia Mexicana de Noticias –Notimex- . Este trabajo, le permitió hacer entrevistas a personajes como los escritores Rosario Castellanos, Carlos Fuentes, José Agustín y Juan Rulfo; y el pintor Rufino Tamayo. Esta experiencia la formó como periodista encarando de frente la problemática social de México en los reportajes televisivos que produjo.
En la década de los 70s., la familia Bolívar partió a San Diego, California por razones familiares y ahí conoció a un joven originario de Cananea, Sonora, funcionario del Servicio Exterior Mexicano con una trayectoria desde aquellos años brillante. El había partido a los 20 años de Agua Prieta, como empleado consular a las representaciones de México en Australia y Belice; y ya como cónsul a Holanda y el Reino Unido de Gran Bretaña.
Se conocieron y encontraron afinidades y objetivos de vida. Se casaron y tuvieron dos hijos: Ana Fernanda y Luis Edgardo. Viajaron como familia por buena parte del mundo en su calidad de diplomáticos mexicanos. Su interés primordial siempre fueron las comunidades mexicanas en el extranjero. Comunidades que han emigrado a prácticamente a todos los países del mundo por múltiples razones..
En EE. UU trabajaron en las representaciones de México en San Diego, California. En Nueva York, en El Paso, Texas y en Washington D.C. como cónsules generales, procurando la protección legal de cientos de mexicanos en ese mundo desarrollado, donde colaboran con todo su esfuerzo con ese vecino que como vemos en nuestros días no aprecia su aportación. Estos paisanos buscan con todo su esfuerzo conseguir lo que su propio país les niega; otros van siguiendo a sus cónyuges extranjeros, y unos más en búsqueda de especializaciones profesionales. En todos los casos, la pareja Flores-Bolívar profundizó en la problemática y en las posibles soluciones a los múltiples problemas de esos mexicanos.
Después de esa larga experiencia consular -la rama más humana de la diplomacia mexicana, para integrarse a las labores diplomáticas, ya en calidad de embajadores de México. Sirvieron en:
Perú, un país que tal vez sea el más afín a México en cuanto a su cultura y visión de la vida. Compartieron con el pueblo peruano momentos políticos y económicos muy complicados, tales como un terrorismo de una crueldad inimaginable, y carencias sociales dramáticas que lo atizaban por la injusticia social. La lección que aprendimos fue que todo puede mejorar conforme el país ingresó a una democracia real y efectiva.
Nicaragua, una época de postguerra civil y de reestructuración de un país asolado por una férrea dictadura de las últimas tres generaciones de la familia Somoza. Los Flores Bolívar fueron testigos de la profunda democratización que una gran mujer, Violeta Chamorro, que con sencillez y mucha clase fortaleció la vida institucional en un marco de profunda práctica democrática. La mujer nicaragüense se independizó, se empoderó y fue instrumental en el cambio.
Líbano, un país que estaba saliendo de una guerra civil con profundos tintes confesionales entre cristianos y musulmanes y muchos intereses de las potencias circundantes. Los Flores Rivas encontraron un Beirut casi totalmente destruido, y confesionalmente dividido. Ahí los Flores Rivas tuvieron contacto con la 18 religiones representadas en el Parlamento Nacional. Compartimos con seres humanos de todas las creencias políticas, religiosas y proyectos sociales.
Arabia Saudita, una religión del Siglo VII convertida en país, en el cual lo más sorprendente es el régimen de la mujer. Éstas desarrollan sus vidas exclusivamente al interior del ámbito familiar, bajo la supervisión de los hombres de la familia y los vigilantes religiosos -los motawas- que exigen de la mujer una vestimenta que las cubre con sus batones largos y negros de la cabeza a los pies. La mujer no tiene identidad ni derechos como no sea el que el marido le compre lo mismo que adquiera para las otras tres mujeres que decida que sean sus esposas también. Allá la vida en términos de valores nada tiene que ver con el mundo occidental, aún cuando el nivel de vida y el modernismo urbano sea el de un país moderno. Valores y costumbres islámicas totalmente ajenas al mundo occidental, en cuyo seno encontramos a más de 300 mexicanas que fueron a hacer su vida al lado de sus maridos saudíes que las deslumbraron con promesas de un cuento de las mil y una noches. Las convirtieron al Islam y perdieron su libertad, incluso la de poder salir del país sin el permiso de su dueño.
Canadá, en la parte donde impera la cultura francesa. En Montreal, en la provincia de Quebec. En estas latitudes el frío llega a 35 grados menos cero, y en donde se disfruta solamente el mes de julio con cierto verano. En esta provincia había una enorme cantidad de mexicanos y mexicanas que habían solicitado régimen de refugiados políticos. La parte económica de esas familias no era boyante pero esperaban que una vez regularizados su suerte mejoraría.
Los Flores Bolívar se jubilaron en esta última adscripción a finales del 2011 y decidieron recuperar la casa de la madre de Edgardo, fallecida 21 años antes, y darse la oportunidad de volver a vivir en Agua Prieta, ciudad de la cual el Embajador Edgardo Flores Rivas había salido al extranjero 45 años atrás.
Llegaron con el firme propósito de aportar a su Patria las experiencias y los conocimientos adquiridos en esa tan larga carrera diplomática y exposición a medios inimaginables en nuestro país.
Soy estudiante del Colegio Benemérito de las Americas donde actualmente curso el segundo semestre de preparatoria, hoy y hace aproximadamente un mes y medio nos visitaron y nos hablaron de su experiencia tanto laboral como aportes a la sociedad y un poco de su vida. Me parecieron personas muy admirables e interesantes, me parece muy importante los puestos que alguna vez los dos ejercieron, los quiero felicitar por sus logros y agradecerles por el tiempo que se tomaron a ir a visitar al colegio y platicar con nosotros. Me ha ayudado bastante, pues yo ya tenia una idea no muy bien definida de lo que quería estudiar, pero al escuchar al Sr. Edgardo, me di cuenta que Relaciones Internacionales era para mí. Ojalá algún día tenga, nuevamente, la oportunidad de hablar con ustedes, porque se que tienen mucho que ofrecer.
Anette muchas gracias por tu comentario tan elogioso! De verdad que nos gustaría seguir en contacto contigo.
Que padre ha sido leerte !.Sra:Lili; interesante contenido, pero sobre todo de gran orgullo (como mexicanos) y como grandes (sonorenses).un saludo .
Que bueno que disfrutaste mis letras Brenda las escribo con mucho cariño!